Noviazgo de la Virgen y San José

Noviazgo
de la Virgen
y San José



ACLARACIÓN



He querido fantasear un poco sobre el noviazgo de la VIRGEN y de S. JOSÉ, ya que la S. ESCRITURA no nos dice nada. Pero,¿no tiene sus derechos también la pobre imaginación, como decía PEMAN?
Me he servido de algunos libros, en es­pecial de M. DESCALZO. Para comprender bien la situación embarazosa en que se encontró S. JOSÉ, al ver el estado de MARÍA, su prometida, nada mejor que copiar la aclaración apor­tada por dicho autor. Dice así: "los desposo­rios eran un verdadero matrimonio. Tras ellos podían los novios tener relaciones intimas y el fruto de esas relaciones no era consi­derado ilegítimo, si bien en GALILEA la cos­tumbre era la de mantener la pureza hasta el matrimonio. Nadie, pues, pudo ver pecado en este quedar embarazada MARÍA antes de la cere­monia nupcial, aunque no faltarían los comentarios picantes..."
He dejado a un lado las leyendas, si bien deliciosas, en tomo a S. JOSÉ. Y uso indistintamente MARÍA, MIRIAN o MARIAN para designar a la Santísima VIRGEN.
Quiero que sea un homenaje, pequeñito eso si, a estas dos figuras entrañables, dignas de todo nuestro cariño y de nuestra más ferviente devoción.



    PROLOGO

Subía en las mañanas
por la calleja estrecha,
en la cintura el cántaro
o bien en la cabeza,
hacia la vieja fuente
de piedra, de la aldea.

La joven era hermosa,
de una belleza extrema
que al tiempo reflejaba
una pureza angélica;
serenidad de cielo
y encanto de azucena.

Ni el hombre más perverso
concebiría, al verla,
deseo o pensamiento
que ofenderla pudieran.

Apenas si contaba
dieciocho primaveras
aquella flor bellísima
de NAZARET la perla.



A MANERA DE PRÓLOGO
Este precioso librito, que tienes en tus manos, de delicadísimos poemas de amor divino, que se sobrepone en todo momento al intenso amor humano que significa el nacimiento de un nuevo ser, podría igualmente titularse: EL PRIMER MATRIMONIO CRISTIANO.
San Mateo, en su evangelio, nos relata, con delicadeza y amor, algunas escenas puntuales y emotivas: el noviazgo de la Virgen y San José, la revelación divina de la maternidad virginal de María y el cúmulo de dudas del propio San José, que nos hace ver las cosas con la misma naturalidad que van sucediendo.
San Lucas nos cuenta lo mismo de forma más sencilla. Para no asustarnos comienza con la narración del anuncio a Zacarías e Isabel de la concepción y nacimiento de Juan Bautista, el precursor del Señor, de una manera inesperada, increíble y milagrosa. A pesar del número de detalles que le anuncia el arcángel Gabriel, Zacarías sigue dudando, pese a lo que le dice Isabel, su esposa: "Es el Señor quien ha querido librarme de la vergüenza que iba a sentir ante la gente".
Después va a ser más fácil asumir el hecho o acontecimiento de la concepción de María por obra y gracia del Espíritu Santo, sin intervención de varón. La conversación con el arcángel Gabriel deja tranquila a María, que permanece callada hasta que Dios quiera tranquilizar y consolar a José, que no comprende ni alcanza a interpretar lo que estaba sucediendo en su incomparable esposa María.
En el momento oportuno el Señor revela en sueños a José este misterio insondable e incomprensible. Y José reacciona de otra manera, de forma muy distinta a Zacarías. Cree al Señor y aumenta su admiración por aquella criatura extraordinaria que él había elegido por esposa.
El P. Miguel nos va llevando de la mano, con sus versos sencillos y tiernos, ingeniosos y agudos, a descubrir el amor puro y limpio de José, naturalmente bueno, justo y temeroso de Dios, hacia María, y la correspondencia de la más encantadora de las mujeres a este ser privilegiado.
Partiendo de estos relatos evangélicos, nos es más fácil enfrascarnos en la lectura reposada y expectante de los poemas que nos presenta el P. Miguel.
A través de la literatura española, y desde los mismos orígenes, la poesía religiosa ocupa un lugar muy destacado. El P. Miguel ha leído y saboreado muchas veces a san Juan de la Cruz y a santa Teresa de Jesús, a Jorge Manrique y a Fray Luis de León, a Lope de Vega y a sor Juana Inés de la Cruz, a Amado Nervo y al P. Castelltort...
Es un poeta de rica vena, impregnada de sentido religioso. A pesar de sus años, sigue escribiendo versos a diario, aprovechando tiempos litúrgicos, motivos puntuales, circunstancias ocasionales o fiestas variadas: un ensayo, unos sonetos, un canto lírico, una leyenda o poemas de variados géneros.
Cuando, hace ya muchos años fue nuestro profesor, nos parecía un joven ilusionado, que nos explicaba con detenimiento, claridad y autoridad, Lógica, Filosofía, Historia de la Iglesia, etc, que estudiábamos con el mayor interés, porque era un buen maestro. De vez en cuando se apartaba del texto, se elevaba por las alturas de la imaginación, todos pendientes de sus labios, y, emocionado, hacía una pregunta: ¿No os entusiasman estas cosas?
Todos le queríamos, porque ya entonces tenía alma de niño; nos trataba con suma delicadeza y disfrutaba estando con nosotros.
Sus versos de hoy, como los de ayer, tienen el encanto de aquel mismo espíritu joven del P. Miguel de los años 1947-49.
Estoy seguro de que su lectura seguirá abriendo caminos de belleza en los corazones enamorados y en el campo fecundo de la poesía española.
Pedro Sanz Navío. Sch. P.
Zaragoza, noviembre de 2007



RETRATO   de   MIRIAN

De cuerpo muy bien formado,
era MIRIAM muy esbelta,
escultural, parecida
de CADES a las palmeras.

Rostro de óvalo perfecto
y de fina tez morena
como aquella SULAMITA
que en los CANTARES lo airea
en el cual resplandecía
una asombrosa belleza
oriental. Espesa, viva,
su opulenta cabellera,
la que en trenzas de azabache
o en onduladas guedejas
sobre sus hombros y espalda
descendía. Frente, tersa;
dos enormes ojos negros
con sus pestañas espesas
bajo el arco que formaban,
muy perfecto, sus dos cejas.
Grandes ojos de mirada
inteligente y serena;
soñadores unas veces,
y otras con leve tristeza.
Buenos, misericordiosos,
pero extraños, con frecuencia,
ante la visión del MAL;
ojos que creados fueran
para espejar la. mirada
del HIJO de DIOS, su prenda.
¡Ajimeces del Palacio
del ALTÍSIMO, en la tierra!

Labios jugosos y bellos;
y como una herida abierta
del color de la granada
su linda boca pequeña,
donde anidaban palabras
suavísimas y discretas,
pronunciadas con la voz
más deliciosa y mas tierna
que regalaba sonrisas,
las mas dulces y hechiceras,
porque el alma de la VIRGEN
se entregaba en todas ellas.

Muy graciosa, su barbilla;
nariz perfecta, aguileña;
y bajo los negros rizos
pequeñas, lindas orejas.

Grácil el cuello, admirable
peana de su cabeza;
los brazos bien torneados
y con unas manos llenas
de expresividad, hermosas,
y que mostraban las huellas
de ser manos empleadas
en las faenas domésticas
sin que sufriera por esto
su finura, que era extrema.
¡Conocían bien el huso
y acariciaban la rueca!
Las encendidas casidas
con las que el CANTAR celebra
la hermosura deslumbrante
de la SULAMITA aquella,
no sirven para expresar
la incomparable belleza
que YAVE regaló a MIRIAM,
la doncella nazarena.
!Criatura incomparable,
gloria del planeta tierral

¿Y qué decir de su alma,
donde halló sus complacencias
la TRINIDAD beatísima,
si fue su obra maestra?
Llena de gracia, sin mancha...
No sigo, pues su belleza
solo expresarla podría
de una manera perfecta
el pintor que nueve meses
estuvo dentro de ELLA.



LA FUENTE

Agua abundante vertía
la vieja fuente de piedra,
que manchas de musgo y hiedra
en su pared ofrecía.

Era un gozo contemplar
aquel chorro cristalino
y un placer de lo más fino,
la sed, en él, apagar.

Y en la. noche silenciosa
oír su monotonía,
que alguna vez parecía
una plegaria piadosa.

Aquel rumor persistente
que en las noches aumentaba
el reposo acompañaba
de la aldea, dulcemente.

Allí, en horas bien tempranas,
sin miedo al relente o frío,
con el cántaro vacío
llegaban las aldeanas.

Pero, se puede afirmar
que de modo permanente
había siempre en la fuente
un cántaro que llenar.

Y en una excelente idea
tenían en ella citas
para contarse sus cuitas
las jóvenes de la aldea.

Pues, sin paternos agobios,
–ojos fiscalizadores–
hablaban de sus amores,
de amoríos y de novios.

Y en el agua, limpia y clara
las jóvenes nazarenas
unos momentos apenas
solían mirar su cara.

Que eran muy púdicas todas,
sabiendo bien que el pudor
era el guardián de su honor
hasta el día de sus bodas.

Pero nunca hizo tal cosa
la pudorosa, MARÍA;
y así tranquila vivía
ignorando que era hermosa.

Como la rosa lo ignora
lo mismo, que su fragancia,
y es por esta su ignorancia
más bella y encantadora

Y por ser tan recatada
y de bondad tan subida,
era de todos querida
y por todos admirada.

Era cosa manifiesta
que ninguna otra doncella
era hermosa como ella
y tampoco tan modesta.

Como la humilde violeta
entre la hierba escondida,
se deslizaba su vida,
silenciosa y recoleta.

Corazón sencillo y puro
y alma de profunda fe,
tiempo hacia que a YAVE
confiara su futuro.

Y siendo la PROVIDENCIA
su máxima garantía,
sin sobresaltos vivía
su florida adolescencia.



EL CARPINTERO

El alba, cada día,
se asombra al ver al joven artesano
que en la carpintería
comienza su trabajo, bien temprano.

Antes, fiel israelita,
a los cielos eleva su mirada
y una oración musita
con la que a DIOS ofrece la jornada,

El banco sin pulir, del carpintero
trueca en altar propicio,
donde en vez de cordero
de su trabajo ofrece el sacrificio.

Ya la sierra, maneja
o emplea la garlopa y el cepillo;
cuando la azuela deja,
el formón utiliza o el martillo.

Y esta música espesa,
formada por sonidos estridentes
de vez en cuando cesa,
cuando debe atender a los clientes.

Y también, cuando el dueño del taller,
cada mañana y a la misma hora,
atisba para. ver
pasar a una doncella encantadora.

Desde el día primero
en que la vio pasar tan pura y bella,
el pobre carpintero
se hizo ilusiones, al pensar en ella.

Un júbilo extremado
inundó de repente su alma hermosa.
!Estaba enamorado,
pues todo lo veía color rosa!

Fue ideando en su mente
el modo de encontrarse con MARÍA...
¿Qué sitio más propicio que la fuente
donde ella acudía cada día?

Y una bella mañana soleada,
antes que ella, subió por la calleja;
y esperó su llegada
JOSÉ, a la vera de la fuente vieja.


EL ENCUENTRO

No tuvo que esperar mucho,
puesto que llena de gracia,
con el cántaro vacío
MARÍA donde él llegaba.
Al shalón –paz-, de JOSÉ,
-¡qué ternura en su mi rada!-
con otro shalón, MARÍA
dulcemente contestaba,
Y los dos se sonrieron,
¿o fueron más bien sus almas?

¡Qué raro-JOSÉ- aquí verte!
¿Algo a tu hermano le pasa?

-ALFEO está bien MARÍA;
tuvo una fiebre muy alta,
mas cual nube de verano
pasó muy pronto, a DIOS gracias.
Ya está trabajando ahora;
si yo he venido por agua,
ha sido porque quería
disfrutar de la mañana,
aspirando el aire fresco,
que allí, en el taller, me falta.
-¿Y cómo andas de trabajo?

-Gracias a DIOS, no me falta..
-Me alegro mucho; me voy.
-A ver cuándo tu me encargas
algún trabajo.-Es posible.
Y le sonrió...Llegaba
en este momento, una
de las jóvenes muchachas
de NAZARET. Saludáronse
cariñosamente ambas.

-Buen joven ese JOSÉ.
-Ni que lo digas, SUSANA.
pocos hombres en la aldea
su hombría de bien alcanzan.

-Quien sea su esposa,  un día,
será muy afortunada.

-Tiene a quién darse. A JACOB,
su padre, el "justo" le llaman...

Una vez llenos los cántaros,
cada cual se fue a su casa,
despidiéndose hasta el día
siguiente, por la mañana.

(Como una inmensa magnolia
se iba abriendo, alegre y clara,
y recobraba en la aldea
su ritmo la vida diaria).


Aquella dulce sonrisa,
aquella limpia mirada,
la belleza de aquel rostro,
reflejo de la de su alma;
aquel su hablar tan modoso
y aquella infinita calma
que desprendía su ser
como la flor su fragancia
en el alma de JOSÉ
quedaron tan bien grabadas.
que durante el día fueron
su compañía más grata.

Y al evocar, insistente,
su sonrisa y su mirada,
cierto matiz amoroso
creía haber visto en ambas.

"¿Y el interés que mostró
por su trabajo?¿Era falsa
la alegría que mostró
porque este no le faltaba?
El no le era indiferente,
bien seguro de ello estaba."

Al acabar la tarea
de aquella feliz jornada,
sintió avivado su amor
y aumentada su esperanza.

Halagüeños horizontes
se abrían ante su alma
y un coro de ruiseñores
en su corazón cantaba...



PERFECTA SINTONÍA

Y fueron pasando días
y algunos meses pasaron
y en la fuente, los encuentros
se fueron multiplicando,
con algún que otro, al dejar
la sinagoga los sábados,
después de rezar y oír
comentar los libros santos.

Los diálogos sostenidos
-mudos testigos los cántaros-
­la brevedad inicial
dejaron y se alargaron.
Y siendo los dos sencillos,
fueron cordiales y francos.

Pronto dejaron hablar
a sus sentimientos ambos
y hablaron los corazones
y las almas, por sus labios.
Los dos se sentían bien,
el uno del otro al lado;
y les hacía pensar
allá, en el fondo de sus al ánimo,
que el vivir juntos un día
era su destino claro.

Si siempre tuvo a JOSÉ
MIRIAN por un hombre honrado
más se afirmó en su opinión
según intimó en su trato.
Y esa admiración profunda
fue dando al cariño paso;
y este se trocó en amor
de lo mas profundo y casto.
¡Y soñó como se sueña
a los dieciocho años,
cuando el amor en la aldaba
del corazón he llamado!

Y aquellos ojos tan bellos
-aquellos negros ojazos-
adquirieron nuevo brillo
y más bellos se tornaron,
que es talismán el amor
como ninguno, de mágico.


       ***


En el caso de JOSÉ,
su enamoramiento rápido
no se esfumó con el tiempo
sino todo lo contrario.
A medida que fue a MIRIAN
conociéndola en el trato,
fue descubriendo el tesoro
que él había imaginado,
cuando por primera vez
la vio subir con su cántaro.

Era extrema su belleza
y mucho más el encanto
que emanaba de su alma
más pura que blanco nardo,
con transparencias de agua
y paz de tranquilo lago.
Y ¡qué prudencia la suya,
siendo de tan pocos años!
Maravilla de mujer,
la considero un regalo,
con que el buen DIOS le premiaba:
una gracia de lo alto,
con que escuchaba sus rezos
fervientes y prolongados.

        ***

Y una mañana de gloria,
con el cielo azul cobalto
traspasado de gorjeos
y de revuelos de pájaros,
leyó en los ojos de MIRIAN
-aquellos negros ojazos
bellísimos como nunca-
el amor de modo diáfano
Y de los suyos, de gozo,
unas lágrimas brotaron,
que el amor cuando es muy grande
no ríe, llora de grado.

También los ojos de MIRIAN
se humedecieron un tanto;
y sus lágrimas cual perlas
por sus mejillas rodaron.

Dos palomicas, entonces,
pasando con vuelo raudo,
una. estela de blancura
bajo los cielos dejaron.

¿Pasaría por la mente
de los dos enamorados
el recuerdo de los versos
del místico epitalamio,
que a la hermosa SULAMITA
le dedicara, el REY SABIO:

"Ven, AMADA mía; ven;
PALOMA mía. a mi lado.
PALOMA mía, que anidas
en las grietas del barranco?"

        ***

De nuevo, las dos palomas
cruzaron en vuelo raudo...


   ORACIÓN – BOTO


Fue una tarde apacible
y MIRIAN, en su estancia soleada,
iba evocando, al tiempo que cosía,
de su pueblo la crónica sagrada.

La historia de JOSÉ la conmovía,
MOISÉS la entusiasmaba;
y los castigos de YAHVÉ a su pueblo
en lo íntimo del alma lamentaba.

Era entrañable y tierna
la historieta de RUTH, la moabita.
¡Qué valientes JUDIT y ESTER, la reina;
qué enamorada aquella SULAMITA!

Del Rey DAVID, su antepasado ilustre,
ufana  se sentía;
mas ahora, ISRAEL, con los romanos
en ominosa esclavitud gemía.

Dejando de coser,
arrodillóse sobre el santo suelo,
juntó las manos y la vista alzando,
una ardiente plegaria elevó al Cielo:

TU, que con mano fuerte,
YAHVÉ, a tu pueblo de ISRAEL sacaste
 de EGIPTO y a la Tierra prometida
victorioso, llevaste;


Míranos cómo estamos sometidos
sufriendo innumerables tropelías;
rompe el yugo de ROMA
y envíanos, por fin, a tu MESÍAS.

              ***

Sumióse al punto en oración callada,
fija en YAHVÉ su mente; sus sentidos
en apacible sueño
quedaron poco a poco adormecidos.

Y en el fondo del alma
oyó bien claramente
la voz, sin ruido, de YAHVÉ que hablaba
pero no a sus sentidos, si a su mente.

"MIRIAN; escucha, hija. Desde el seno
puse en ti mi mirada;
y aunque tu no lo sepas,
has sido, hasta ahora, por mi amor, mimada,

"Fuente sellada en mi "jardín cerrado" (1)
serás toda tu vida.
Si "pastor de azucenas" soy llamado,
eres tu mi azucena preferida.

A las ojos del mundo
serás del buen JOSÉ la fiel esposa;
viviréis como hermanos,
guardados por mi gracia poderosa,


Nada a JOSÉ reveles. Y aunque pases
algunas horas malas,
nada temas, que siempre estarás MIRIAN
“a la sombra, y amparo de mis alas”: (1)

No te revelo más. Sólo te pido
que creas y que esperes.
Y sigue en NAZARET, siendo la misma,
una más entre todas las mujeres."

                       ***

Volvió en si, despertando poco a poco;
su alma estaba transida de alegría.
!Y un panal de dulzuras
en su encendido corazón había!

Y entonces, allí mismo,
de su virginidad la ofrenda hizo,
hermosa flor que en ISRAEL, su pueblo,
ni cultivaban ni tenia hechizo.

–"Ya soy toda de DIOS,
Para EL viviré completamente.
Soy muy feliz."
 Miró. En la lejanía
 era un ascua de fuego



DÍAS  SIGUIENTES

El los días siguientes
meditó con frecuencia
MARIAN en las palabras
que le dijo YAHVÉ la tarde aquella.

Como no conocía
vanidad ni soberbia,
aun sintiéndose amada y predilecta
siguió siendo la púdica violeta.

Estaba emocionada.
!Que feliz coincidencia!
Los deseos de DIOS
concordaban en todo con los de ella.

EL mismo había puesto
-sin que ella lo supiera-
desde niña, en su alma,
el deseo de ser virgen perpetua.

Y percibía claro
que aquellas diferencias
entre ella y sus amigas
tenían ahora su cabal respuesta.

YAHVÉ la poseía,
era su predilecta;
y por eso, sus sueños
parecían venir de otros planetas.

No, nada le importaba
que no pudiera ella
ser un día la madre del MESÍAS
que la ilusión de sus amigas era.

Su radical renuncia
ni le causaba pena
ni tampoco sentirse
mujer, por esa opción, menos completa.

Tenia corazón,
sentía la belleza.
¿Y la visión de un niño
no le causaba la emoción más tierna?

Nada diría como
YAHVÉ se lo pidiera;
sabia que "guardar
el secreto del REY es cosa buena." (1)

Y por EL, su futuro
mirarla serena,
porque  "no es defraudado
quien se acoge a YAHVÉ y en EL espera". (2)

          ***

1 - Libro de Tobías,12-7
2 - Salmo 33,9



DESPOSORIOS

Los padres y los tutores
de MARÍAN y de JOSÉ
llegaron pronto a un acuerdo.
¿Que dificultad poner
al enlace de los jóvenes,
aunque pobres, ella y él,
si los dos eran muy buenos
observantes de la LEY
y se querrían muchísimo
con un amor puro y fiel?

Fuera de sus manos diestras,
¿qué pudo ofrecer JOSÉ
sino herramientas sencillas
y su pequeño taller?

Algunas ropas y útiles
aportaría, a su vez,
MARIAN; su franca alegría
y su pureza de ley.

Pobreza por ambas partes,
pero riqueza también.
¿No es el amor un tesoro
nada comparable a él?
ni las inmensas riquezas
que CRESO pudo tener?
¡Y eso sí que lo tenían
MARÍA y el buen JOSÉ!

       ***

A la casa de la novia,
en el día señalado,
los amigos, los parientes
y los vecinos llegaron
para ser testigos todos
del compromiso acordado:
celebrar la ceremonia
de los desposorios santos
de MARÍA y de JOSÉ,
aplaudidos sin reparo.
-"Ya eres tu mi prometida"
pronunció JOSÉ. En tanto
unas monedas como arras
de MARIAN puso en la mano
–“Tu  eres ya mi prometido"
teniendo los ojos bajos,
dijo MARIAN... !Y rubores
sus mejillas colorearon!

Este rito tan senillo
hizo de los desposados
marido y mujer, unidos
por el mas estrecho lazo.
    ***

El arcángel RAFAEL,
el que había presentado
de TOBÍAS y de SARA
las oraciones, antaño,
una redoma quebraba
misteriosa entre sus manos,
que chorreaba perfumes
exquisitamente gratos
de mirra y de cinamomo
y de finos lirios blancos.
GABRIEL, su compañero,
se iba entrenando entre tanto
para un viaje, mensajero
de trascendental encargo...

     ***

LA ANUNCIACIÓN

"En aquel tiempo, el ángel
GABRIEL fue enviado por DIOS.. (Lc, I–26)

...Y fue en un día cualquiera, uno de tantos días.

Quiero pensar que MIRIAN estaría rezando
con el fervor de siempre y de rodillas, cuando
un ángel de los cielos en su presencia entró.
Bello, resplandeciente, GABRIEL era su nombre.
De parte del ALTÍSIMO traía una embajada.
Nada turbóse, al verlo, la joven desposada,
mas sí por las palabras con que el la saludó:

"Alégrate, llena de gracia, el SEÑOR está contigo;
bendita, tu entre las mujeres."

Oyendo estas palabras
como un rubor de guinda
de la doncella humilde
afloró a las mejillas.

Turbada ante un saludo
de loas tan subidas
-no conociera iguales
aquella SULAMITA-
que en su humildad profunda
ELLA no comprendía,
se preguntaba qué
significar podrían,
aunque en el fondo, ELLA
estaba muy tranquila:

Solo que ante sus ojos
un paisaje se abría
tan enorme que casi
trastornaba su vista.

Viendo su turbación,
totalmente legitima,
como si a poner fuera
vendas en una herida,
le dijo asi el Arcángel:

“Nada temas, MARÍA
y añadió estas palabras
tremendas y magnificas:

"Has encontrado gracia ante DIOS. Concebirás
en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pon­drás
por nombre JESÚS. Será grande, se llamará
HIJO del ALTÍSIMO. El SEÑOR DIOS le dará el
trono de DAVID, su padre, reinará sobre la casa de 
JACOB para siempre y su reino no tendrá fin.

A que no tuviera miedo
esas primeras palabras
animaban a MARÍA;
el que hubiera hallado gracia
ante DIOS, era motivo
para sentir en su alma
una profunda alegría
y extraordinaria confianza;
pero las otras... las otras
abiertamente chocaban
con aquella decisión
que tiempos atrás tomara.

La había hablado de un niño,
concebido en sus entrañas...
Pero...¿y su virginidad?
¿No era esta la mejor dádiva
que en manos de DIOS pusiera,
como la prueba más clara
de su amor, pleno y total?
No entendía las palabras
del Ángel, sencillamente,
aunque de ellas no dudaba.
Y por eso preguntóle,
tímida y emocionada;

"¿Como será eso,
pues no conozco varón?"


Si bien implícitamente
lo por él dicho aceptaba,
MARÍA había pedido
que el ángel se lo aclarara;
quería más luz, que el tema
era de suma importancia.
Y el ángel se lo aclaró
con las siguientes palabras:


"El ESPIRITO SANTO vendrá sobre ti, y la fuerza
del ALTÍSIMO te cubrirá con su sombra.
Ahí tienes a tu pariente isabel, que a pesar de su vejez,
ha concebido un hijo y ya está de seis meses la que
llamaban estéril, porque para DIOS nada, hay imposible."

Con estas claras palabras
respondido había el ángel.
¡Por un milagro del cielo
seria Virgen y Madre!

El misterio de su vida
se aclaraba en ese instante,
para con otro misterio
inmensamente más grande
que su pequeña existencia:
sus entrañas virginales
darían vida al MESÍAS,
según palabras del ángel,
para su mente judía
totalmente familiares.
¡Era para darle vértigo
un destino semejante!

       ***
           
Ahora, esperó, comprensivo
temblando también el Ángel,
porque el destino del mundo
-juguete roto en mil partes-
de labios de aquella joven
pendía en aquel instante.

Que, al fin, se abrieron, diciendo
estas dos sencillas frases,
de la vida espiritual
deslumbradores diamantes:


"He aquí la esclava del SEÑOR; hágase en mi
según tu palabra."


Y entonces la dejó el Ángel...
               ***

"No se cubrió la tierra de luz alborozada"
ni brotaron de pronto lirios o campanillas
A DIOS le agradan mucho las maneras sencillas..
¿No presentóse a ELÍAS en la brisa callada?

Y pues señal no hubo del singular evento,
los hombres continuaron haciéndose la guerra,
pastando los rebaños, labrándose la tierra,
y el sol según costumbre, surcando el firmamento.

DIOS había empezado la grandiosa aventura
de ser hombre en el seno de una mujer, MARÍA.
Fuera de EL y del Ángel, solo ELLA lo sabía,
la doncella más bella, más humilde y mas pura.

Y lo mismo que hacia cualquier día corriente,
aunque tardó un poquito para estar más serena,
en la mañana azul, de luz y de paz llena,
en la cintura el cántaro, se dirigió a la fuente...



L A VISITACIÓN

"Como la gracia, de DIOS
no conoce la tardanza" (1)
pronto preparose MARIAN
para, irse a las montañas
de JUDEA, a la aldehuela,
en la que ISABEL moraba.

Pidió permiso a JOSÉ,
que le dió de buena gana,
comprendiendo las razones
para tal viaje alegadas,
aunque despedir a MARIAN
cierta pena le costara.
¿Quién sabe si en el taller
no derramó alguna lágrima?
¡Son tan tristes los adioses
de dos almas que se aman!

Ligerita de equipaje,
con la fresca, una mañana,
tintineando el corazón,
emprendió la larga marcha
hacia AIN-KARIN, una aldea
perdida entre las montañas.

¿Hizo a pie todo el trayecto
o en un borrico montada?
seguramente que fue
con alguna caravana
de las que de vez en cuando
a JERUSALEN bajaban.
(Más tarde, a los nueve meses,
haría la misma marcha,
caminito de BELÉN
y por JOSÉ acompañada.)

Sí, fue en los días cercanos
a las fiestas de la PASCUA;
de alegres verdes los campos
la primavera pintaba,
se abrían junto al sendero
anémonas azuladas
y de flores de manzano
tenía el aire fragancias.

Ni a su paso florecieron
los espinos y las zarzas
ni tampoco bellos ángeles
bajaron a acompañarla...

¿Miraron, a su derecha,
sus ojos la mar lejana,
aquella mar "como un vuelo
de tórtolas agrisadas”? (2)
Por otro mar interior
iba bogando su alma;
en él crecían dulcísimas
del Arcángel las palabras;
y con ellas, otras muchas
que su memoria evocaba
del ANTIGUO TESTAMENTO
con ella relacionadas.
(En el MAGNIFICAD, luego
saltaron en cataratas)
Mas tenia, sobre todas
de DIOS la misma PALABRA.
que-semilla imperceptible-
crecía entre sus entrañas,
vistiéndose, poco a poco,
de nuestra pelliza humana.

Como una preucaristía.
en su seno a DIOS llevaba.
!La primera procesión
del CORPUS fue aquella marcha!

Que MARIAN no lo supiera,
no debe importarnos nada.

Al fin, la aldea avistaron
tras cuatro o cinco jornadas.
Si .allí estaba AIN-KARIM,
un vergel en tierra árida
como una dulce sonrisa
que floreciera en la cara
de alguna vieja decrépita,
por las arrugas marcada,

Y MARIAM su corazón
sintió que se aceleraba,
al pensar en ISABEL,
también vieja, también árida,
inmensamente feliz,
cuando ni ella lo esperaba,
porque una flor de milagro
se iba abriendo en sus entrañas,

                     ***
(1) - S. Ambrosio-HOMILÍAS.
(2) - Pierre Emmanuel- (poeta)

                      ***

Inmensamente feliz,
cuando ni ella lo esperaba,
porque una flor de milagro
se iba abriendo en sus entrañas.
***


NOCHE  OSCURA  DE  JOSÉ

"MARÍA quedó con ella  tres meses y
des­pués volvió a su casa." Lc. 1-56

Estos tres meses de ausencia
de su amada MARIAN fueron
para el bueno de JOSÉ
un verdadero tormento.
¡Cómo sufre el corazón
de su objeto amado lejos!
Un siglo aquellos tres meses
al pobre le parecieron.

Al fin, MARIAN retornó
y su júbilo fue inmenso.
No podía presentir
que se esfumaría luego,
igual que se esfuman unas
pompas de jabón al viento.
Pues no tardó en enterarse
-cómo fue no lo sabemos-
del embarazo de MARIAN,
que era un rumor en el pueblo.

Sabiendo cuán pura era.
la relación entre ellos,
no podía a esos rumores
dar el mas mínimo crédito.
Pero  ¡ay! que al final se imponen
a las creencias los hechos.

Los signos del embarazo
claros se fueron haciendo;
"montón de trigo su vientre" (1)
aumentaba por momentos.
Al verlo, quedó sumido
en el mayor desconcierto,
anonadado de pena,
viendo esfumados sus sueños.
¡Un rayo a sus pies caído
no produjera otro efecto!

Mas, no se encolerizó

ni hubo estallido de celos,
pasión que dice el CANTAR
"es dura como el infierno." (2)

Ni pensó que hubiera MARIAN

cometido un adulterio;
!si era la pureza misma,
ángel bajado del cielo!
La violaría –pensó!-
tal vez algún bandolero,
de AIN-KARIM a NAZARET,
cuando hizo sola el trayecto.
¡Si él la hubiera acompañado
no hubiera pasado aquello!

                  ***

¿Y por qué no se atrevió
a preguntárselo? ¿Por miedo
a hurgar en la herida aquella?
¿Quizás le pudo el respeto?
¿Y por qué su amada MIRIAN
guardaba, total silencio,
aun a sabiendas que así
le causaba más tormento?
Confiaba en DIOS plenamente,
seguro de que el misterio
se aclararía del todo
como se aclaran los cielos
cuando tras negra tormenta
vuelven a brillar serenos.
Sufría, oraba y callaba..
¡el buen DIOS, haría el resto!

También oraba JOSÉ,
sus brazos alzando al cielo
y con lagrimas, a, veces,
acompasando sus rezos,
pero DIOS le respondía
tan solo con el silencio.
"A sus mejores amigos
DIOS les niega este consuelo" (3)
Y como JOSÉ "era justo" (4)
según dice el EVANGELIO,
pasó como tantos otros
por ese duro desierto
que es el silencio de DIOS
más amargo que el ajenjo.

       ***

Su doble pureza hacia
más hondos sus sufrimientos;
y como los dos estaban
a lo trascendente abiertos,
aceptaban ser llevados
por las manos del ETERNO.
¡Pero caminar a ciegas
y tener él pensamientos
que no quisiera tener!
!Y ver ELLA que el DIOS bueno
la inundaba con su gracia
para abandonarla luego!

Difícilmente en la, Historia
hubo un dolor más tremendo,
más agudo y penetrante
que este, que entonces sintieron
estos dos enamorados
a prueba tan cruel sujetos.
¡Y no poder desahogarse
con nadie o pedir consejo!

Pero el silencio de DIOS
no podía ser eterno;
y así, los dos esperaban,
¡por eso mismo, por eso!

Al fin, un día JOSÉ...
Fue de noche y en su lecho.
Afuera, la noche lóbrega;
gemía con fuerza el viento;
deslumbradores relámpagos
seguidos de hórridos truenos
y rayos -cuchillos de oro-
metían miedo en el cuerpo,
mientras caía la lluvia
en formidable aguacero.

Dando vueltas y más vueltas
en la tibieza del lecho,
al tiempo daba su mente
a ideas y sentimientos.
De pronto.."ya está -se dijo-
daré a MARIAN el libelo
de repudio y yo me iré
de su lado lo más lejos
¡Ni hablar de acusarla en publico
de un delito que no ha hecho!”

Como si esta decisión
surtiera en él efecto
que causa el beleño, al punto,
recobró la paz su pecho
y le pareció sentir
que un ángel pasaba en vuelo.
Pronto sus cansados párpados
sobre sus ojos cayeron
y al fin, JOSÉ sumergióse
en el más profundo sueño.
Fuera cesaba, la lluvia,
las nubes barría el viento,
camino del nuevo día
quedaban limpios los cielos
y la noche recobraba
toda su paz y misterio...

         ***
Y le pareció sentir
que un ángel pasaba en vuelo.
Pronto sus cansados párpados
sobre sus ojos cayeron.

 (1) -Cantar de los Cantares- 7,3
(2)   “               “             “  - 8,6
(3) -G. Moeller
(4) -Mt. –1, 19
***


    LA LUZ

Cansado como estaba
por la tensión de los pasados días,
aquel reposo le era
una liberación y una delicia.

Con placidez bogaba
el alma de JOSÉ, tras tanto insomnio,
como barquilla por la mar serena,
por el mar de sus suelos, misterioso.

Y he aquí que un ángel
apareciósele, radiante y bello,
y hablóle a los oídos de su alma
en estos dulces términos:

"JOSÉ, hijo de DAVID, no hayas reparo
en recibir a MARIAN en tu casa,
que es obra del ESPÍRITU
lo que está concebido en sus entrañas,

Dará a luz ELLA un hijo
y el nombre de JESÚS tu le pondrás,
porque de los pecados, a su pueblo,
 EL lo ha de salvar.”

Inundado de luz, se despertó;
todo cuadraba y lo veía claro:
la pureza de MARIAN
y su paz y silencio tan extraños.

Se daba cuenta ahora
que la quería y no la deseaba
y que su gran cariño
tendía a respetarla y ampararla.

Aceptó plenamente
su vocación: no siendo, hacer de padre,
y secundar, aunque con cierto miedo, 
de DIOS, así, los misteriosos planes.

¡MARIAN, su amada MARIAN!
Hubiera deseado ir a abrazarla;
y lamentó, impaciente,
que el día, entonces mismo, no llegara.

Recordó, mientras tanto,
los versos del CANTAR con alegría
porque él, en aquella coyuntura,
bien podía decírselos a MARIAN:

“Levántate, mi AMADA, que el invierno
pasó y también las lluvia; ya la tórtola
arrulla en nuestra tierra
y se acercan los días de la poda.

Ven, ven, AMADA mía,
que las flores ya brotan en la vega,
la viña en flor difunde su perfume
y despuntan los brotes en la higuera." (1)

     ***

Y llego, por fin, el día
tan bello que parecía
un día de primavera,
aunque, princesa hechicera,
ésta su adiós dado había.

Un cielo limpio, azulado
con total serenidad,
sin una nube alterado,
cual si lo hubiera lavado
la reciente tempestad.

Los pájaros, encendidos,
a los primeros albores,
abandonaban sus nidos,
cantando de gozo henchidos
a la luz y a sus amores.

Ebrias de luz matinal
bajo el cielo de cristal
las alondras, entre tanto,
desgranando iban su canto
como perlas de un sartal.

Era una gozada el día
y una clara invitación
a vivir con alegría
que por doquier se ofrecía
al humano corazón.

Contento así el labrador
iba al campo, a su labor,
mientras que las nazarenas
de la casa a sus faenas
se entregaban con amor.

(1) -Cantar de los cantares, 1-1O

                       ***

Los pájaros, encendidos,
a los primeros albores,
abandonaban sus nidos,
cantando de gozo henchidos
a la luz y a sus amores.

***

FINAL FELIZ

"Cuando JOSÉ se despertó,
hizo lo que le había mandado el ángel del SEÑOR
 y se llevó a casa a su mujer." Mt, 1, 24

También JOSÉ, radiante el corazón,
corrió veloz a casa de MARÍA;
se abrazaron los dos con gran ternura
y lágrimas surcaron sus mejillas.
               
Con solo ver su cara,
ELLA supo que DIOS le había hablado 
como lo había hecho
antes con ISABEL; era muy clero.

Rompieron el silencio
y se contaron “sus historias de Ángeles”;
las dos hermosas y reveladoras
de que el amor de DIOS era y es grande.

Todo cuadraba de admirable modo.
-¡Que bien podían entender sus vidas!-
inclusive podían asustarse
de aquello que del Cielo les pedían.
Y sentir plenamente
un jubilo infinito
de que una cosa, tan grandiosa y bella,
se les hubiera a entrambos requerido.

Comprendían muy bien
su virginal amor y que ser vírgenes
para nada impedía
que su amor fuera auténtico y sin límites.

Jamás hubo dos novios más felices
gozando las delicias del amor,
como JOSÉ y MARÍA
paseando aquel día bajo el sol....


***

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